Setecientas treinta noches: De plebeyo a rey.

Setecientas treinta noches: De plebeyo a rey.

La historia del Ceniciento.

Todos, en algún momento, hemos escuchado aquel famoso cuento, creado por los hermanos Grimm y lanzado al cine por Disney,  de la cenicienta,  el cual se trata de una joven huérfana, que vivía con su madrastra y hermanastras malvadas, quienes la sometieron a plebeya, y debía hacer todos los oficios y servirles, en algún momento el “destino “jugo a su favor y a través de unos acontecimientos mágicos conoció al príncipe y en fin, todos conocemos el final.

También quizá conocemos otras historias semejantes a la ya mencionada, como la dama y el vagabundo entre otras. Pero en las escrituras  podemos hallar la historia más semejante y a su vez impactante que le ocurrió a un joven, que como la biblia lo describe, de hermoso semblante y bella presencia, no por acto de magia  ni del destino, sino más bien por el designio de Dios fue convertido de plebeyo a rey.

Si, se trata del rey David, aquel joven  pastor de ovejas, adorador, rey, y escogido por Dios. Pero él no fue rey de la noche a la mañana, es más  aun en el momento de su unción, por varias hipótesis teológicas,  no estuvo cuando pasaron todos sus hermanos, pero aun así Dios tenía un propósito con su vida aunque quizás aún su padre lo había olvidado.

(1 Samuel 16-5):Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

Samuel el profeta, había llegado a belén, a cumplir el mandato de Dios, que se trataba de ungir al rey que él le mostrase, para remplazar a Saúl, que por su desobediencia, fue desechado por Dios. En el verso 5 Samuel, ya había reunido a los hijos de Isaí  para el sacrificio, pero David no estaba presente, uno por uno fueron pasando sus hermanos  quizás más altos y fornidos que él, candidatos acordes para ser rey de Israel, pero para sorpresa de Samuel ninguno de ellos era el ungido de Dios, ya que el mismo Dios le había dicho a Samuel, que no se fijara en la apariencia (1 Samuel 16-7)

David fue llamado por orden de Samuel,  ya que por x o y motivo no fue tomado en cuenta por su padre, él se encontraba pastoreando las ovejas, fue ungido delante de sus hermanos y ese fue el primer paso para pasar de plebeyo a rey.

Como podemos ver, quizá David no era el más sobresaliente entre su familia, ya que era el menor, solo se dedicaba a apacentar las ovejas, mientras sus hermanos iban  a batallar a la guerra, David era el cantor  y el pastor. Quizá en algún momento él se sintió inferior a sus hermanos o un joven más del común, quizá no paso por su mente ser rey o  batallar, no sabríamos precisamente que pasaba por la cabeza del joven David en ese momento, pero lo que si estaba muy seguro  era que tenía un corazón de adorador y Dios en algún momento iba usar ese don a su favor.

En algún momento, nos sentimos rechazados  quizás por nuestra familia  a través del camino que escogemos para nuestra vida, por nuestros amigos, por no seguir los mismos gustos de ellos, por alguien especial porque quizás nuestra apariencia  o pensamientos no concuerdan con la de esa persona. También podemos sentirnos rechazados  en un empleo por no cumplir el perfil, en grupo musical por ejemplo por no ser los mejores, o en la universidad por ser diferentes a los demás.

Serán muchos escenarios en los cuales nos sentimos y nos sentiremos rechazados por alguna razón, pero la enseñanza más grande, es la que encontramos en este pasaje, porque a pesar de la inferioridad de David frente a sus hermanos, y que quizás no tenía el perfil para  ocupar un puesto tan grande aun así, para Dios era el perfecto.

Después de ese día, David comenzó a escalar progresivamente en ese propósito que Dios tenia fijado para él, no fue rey al otro día, pero fue convocado por Saúl para que tocara su arpa y espantara aquel espíritu que lo asediaba(1 Samuel 16-21) fue el paje de armas de Saúl, mato a un gigante con una onda y una piedra, delante de todo el ejercito de hombres fornidos y armados que no lo habían logrado, solo porque el iba en el nombre del Dios viviente, recordado por el pueblo como aquel que mato a sus  diez mil en fin, tantas hazañas que hizo y a pesar de los errores cometidos, era el hombre conforme al corazón de Dios.

Si nadie te cree o cree en ti, si  te has sentido rechazado si crees que tus sueños son tan grandes  que parecen inalcanzables, o si por algún motivo te has sentido culpable por tantas veces que has fallado y has querido irte, recuerda que hubo un joven que cuidaba ovejas y se convirtió en  rey por voluntad de Dios , no olvides que  Dios no está viendo los diplomas que tienes, los estudios realizados o tus capacidades, él está mirando tu corazón y tus intenciones  y si  en tu corazón está el agradarle a EL,  tenlo por seguro que él te hará brillar de tal manera que pasaras de plebeyo a rey.

Setecientas treinta noches: De plebeyo a rey.

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