La fe
¿Hasta cuando es prudente tener fe?
Versículo bíblico: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. San mateo 7:8
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2 Porque por ella alcanzaron aprobación los antiguos. Hebreos 11:1
La fe, es la base fundamental de la vida cristiana, ya que, a través de ella, decidimos entregar nuestra vida a Jesús y creer sin ver como lo dice la biblia: bienaventurados los que no vieron y creyeron. (San juan 20.29). Es claro que la fe no debe tener un límite, pues no es cuantificable, pero si va acompañada de la prudencia, ya que si tomamos la fe a la ligera (Por así decirlo) podemos terminar envueltos en preocupaciones o situaciones incomodas que más allá de la fe, fueron causadas por nuestras emociones.
A través de hebreos 11:1, podemos descubrir por medio de la biblia que es la fe, nos indica que es la certeza de lo que se espera, es decir la plena seguridad de algo que se espera, y la convicción de lo que no se ve, nada más que creer sin ninguna duda, en que aquello que esperamos va a llegar.
A través de la fe, como lo enseña el capítulo de hebreos, podemos ver todo lo que lograron aquellos que decidieron creer a Dios y la promesa que les fue dada, pero al escudriñar o ir más allá, el capítulo también nos muestra en quien fue depositada la fe, ya que es imposible agradar a Dios si no tienes fe, pero ¿esta debe estar puesta en lo que quiero que pase, o en lo que Dios tiene para mí?, Pues bien, aquí es donde entra la prudencia.
La prudencia de poner nuestra fe en Dios, más halla que en el resultado
En el verso 13 de hebreos 11, nos afirma: En la fe murieron todos estos sin haber recibido las cosas prometidas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y aceptándolas, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
Los protagonistas de cada historia decidieron creer, aunque fuese un poco descabellada la promesa de Dios hacia ellos, como por ejemplo la de Abraham, la cual le afirmaba que dé él se levantaría una nación tan grande como las estrellas del cielo, promesa ante cualquier persona razonable fácil de cumplir si Abraham y su esposa estuviesen jóvenes, cosa contraria con un hombre ya entrado en sus años, exactamente 100 y Sara de 90.
para alguien con poca fe, sería imposible que esto se cumpliese, pero como lo dice génesis 15:6 y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Allí podemos evidenciar la fe con la que se recibió una promesa, poniendo su confianza y esperanza en aquel que se la dio, mas no en el milagro, una fe puesta en el mismo Dios que le ordeno salir de su tierra y de su parentela, el que lo guardo, aunque había dicho una mentira a medias con su mujer (le indico a los egipcios que era su hermana) y así, podríamos enumerar muchas más vivencias y señales que probaban la veracidad de la promesa.
Abraham tenía la fe y la certeza puesta en Dios, aunque la mayor limitante era su edad, cuando decidimos poner nuestra fe en Dios y creemos a su promesa, los obstáculos y las limitantes que parecen inamovibles en nuestro camino para que la procesa se cumpla, pasan a un segundo plano, nos olvidamos del tiempo y entregamos toda la ansiedad a Dios, aunque al principio no veamos aquella promesa visualizarse o tan siquiera ir materializándose, tenemos la plena certeza de que se cumplirá.
Pero aquí es donde hablamos de la prudencia y lo importante de tener una comunión con Dios al querer tomar decisiones en cuanto a esta promesa. En génesis 15, al ver Sara que pasaban los años y la promesa no se cumplía, decidió actuar o “acelerarla” Genesis 15: 2 dice: Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
La pregunta es: ¿La decisión que tomo Sara frente a la espera prolongada de la promesa fue un acto de fe o imprudencia? Si continuamos yendo mas allá, en el verso 4 y 5: Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 5 Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. La pregunta es: ¿Quién ordeno a Sarai dar a su sierva Agar? ¿La fe de Abraham estaba suficientemente sólida como para decidir llegarse a Agar sin antes consultar con Dios?
En este caso, según el verso bíblico, fue más imprudencia que fe, ya habían pasado aproximadamente 15 años (aunque la biblia no enfatiza en un tiempo exacto, es solo un aproximado) de la promesa que Dios dio a Abraham, Sarai al ver que no se cumplía ya que no lograba quedar en cinta, tomo la decisión de ceder a su sierva,
quizás movida en sus emociones y creyendo que Dios requería de su “ayuda” para cumplir su promesa, lo que hoy en día llamamos “Un acto de fe “pero lastimosamente no fue así, y esta decisión desencadeno una serie de dolores posteriores que vendrían sobre Israel con el nacimiento de Ismael. (Pero este tema lo ampliaremos mejor en el siguiente post.)
La biblia nos enseña claramente, que la bendición proveniente de Dios es buena, agradable y perfecta, permanece y no añade tristeza con ella, (Proverbios 10:22), (Romanos 12 :2)
Lo que para Sara no estaba siendo así, se comenzó a generar un conflicto, no solo con Agar sino también con Abraham, adicionalmente, Agar provenía de una tierra egipcia, los cuales no conocían a Dios, centraban sus creencias en el dios Rah y al mismo faraón, esto no podría provenir de Dios ya que iría en contra de su deidad.
Es aquí donde podemos decir que la fe debe estar acompañada de la prudencia, y de poner esta fe en aquel que conoce el tiempo perfecto para que todo lo prometido se lleve a cabo, cuando estamos en comunión con Dios,
aprendemos a discernir los pasos que debemos dar para que esta promesa se cumpla, pero también aprendemos a estar quietos, reconocer que el es Dios y que él es quien obra, cosa contraria cuando ponemos la fe en el milagro, y esto nos lleva a fijarnos mas en el plano físico, visualizando solamente lo que nuestros ojos ven y consecuencia de ello , procedemos a actuar con impulso, esto tiene como resultado retrasar la promesa sin contar las consecuencias que debemos afrontar a causa de la decisión tomada.
No olvidemos lo que dice Romanos 12: 2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Cuando comenzamos a vivir con la fe puesta en Dios, ya no visualizamos tanto lo material o físico, comenzamos a mirar dentro de un nivel espiritual lo cual nos lleva a una estrecha comunión con Dios y un discernimiento amplio para conocer sus tiempos, cuando debemos actuar y cuando debemos estar quietos.
Reflexionemos: La cuestión de hasta dónde es prudente tener fe es una pregunta muy personal y subjetiva, ya que la fe puede tener diferentes significados y connotaciones para cada individuo. La fe puede referirse a la creencia en lo divino, en un poder superior, o puede referirse a la confianza en uno mismo, en los demás o en el mundo en general.
La prudencia implica tomar decisiones y acciones basadas en una evaluación racional de las circunstancias y los riesgos involucrados. En este sentido, la prudencia puede dictar que uno tenga fe hasta cierto punto, pero sin dejar de considerar la evidencia y la realidad objetiva.